sábado, 3 de noviembre de 2012

A través de las hormonas


A Bill le gustaba dibujar. Bill dibuja siempre bosquejos de modelos usando trajes extravagantes que el moreno soñaba en llevar a una tela y crear gracias a eso una casa de moda con su nombre, pero solo le gustaba soñar aquello, realmente no era algo que le quitará el sueño.

Lo que le quitaba el sueño era el dibujo que estaba haciendo desde hacía ya más de tres meses y que no lograba terminar, le torturaba el simple hecho de no poder finalizar un simple bosquejo, un bosquejo de Georg. Del rostro de Georg. Nunca pensó que ir a Hamburgo para poder al fin cumplir su mayor anhelo; el poder grabar un disco, lo que estaba destinado hacer para toda su vida.

Bill amaba la música, ella estaba primero en su lista, le seguían sus padres, Tom y Nena. No había nadie más que pudiera entrar en ella… o eso creía hasta cuando aburridos y encerrados en el departamento donde lo tenían concentrados de lleno en escribir canciones, Gustav sugirió jugar al juego de la botella. Si hubieran estado en cualquier lado las negaciones le llegarían como daga al baterista, pero como no había nada que hacer aceptaron.




Por deducción obvia los gemelos eran los únicos que podían dar el pase cuando la botella les indicará, así que buscando las provisiones que tenían de cervezas ocultas en el escusado comenzaron a girar.

Bill. Fue el primero. Georg. Fue el segundo.

Las reglas eran claras: la primera ronda eran solo unos toques de labios, la segundo un beso pequeño, la tercera un beso de verdad, el cuarto un beso con lengua y quinto quedo a la imaginación, puesto que sabían que si llegaban al quinto estarían bastantes ebrios.

Bill se acerco a Georg que se encontraba al frente de él. Le agarró del borde la camisa que llevaba puesta y chocando suavemente los labios con los del bajista se dio cuenta de que el juego era bastante interesante. Los labios de Georg eran suaves y tibios, como los de una chica, algo que sin duda le gusto y mucho.

—Era un toque, Bill — exclamo su hermano que por desgracia de él mismo estaba a la derecha del chico mayor — Solo un toque — le amonesto.

El moreno sonrió de medio lado y con ese gesto llevo a que la segunda gira de la botella fuera más interesante.

Gustav. Primero. Tom. Segundo.

Gustav rodeo a Georg, puesto que estaba a su izquierda y deposito sus labios contra los de Tom. Y la primera ronda daba como iniciada.

Georg. Primero. Gustav. Segundo.

— ¡Esto es como un incesto! — declaro Gustav cuando el joven bajista se había separado de él.

—Pues no es tan malo— declaro Georg sincero— Lo haría de nuevo.

Bill sintió algo raro en el estomago, algo como una manada de perros hambrientos, unos bien enojados.

La segunda ronda fue graciosa, primero porque Tom se atraganto con su cerveza cuando Georg se le acerco rápidamente para reclamar el beso del juego.

La tercera ronda Gustav y Bill riéndose como tontos tanteando antes el terreno para abordarse se besaron, Tom contando los segundos de aquel acto empezó a toser ruidosamente cuando a los 56 segundos ningunos de los dos se separaban.

—Ya, ya — el gemelo mayor los separo— Después si salen de nuevo se pueden darse más baba. Todos se rieron por los celos protectores de Tom hacía Bill y más cuando fue su turno con Georg.

—Ven aquí a compartir baba conmigo. Kaulitz— Georg le agarro del cabello y le beso. Tom gimió y Bill sintió como algo parecido a acido le recorría por la garganta. Tomo una de las botellas de cerveza que ya habían bebido para hacerla girar.

—Me toca con Georg— dijo chillonamente el moreno— Suéltalo Tom.

Gustav que vio todo, prefirió callar. Ya sentía mareado, algo torpe y mucho menos le importaba los celos que vio en los ojos del cantante.

Tom se separo del castaño que paso de gemelo a gemelo, Bill le agarro de la cintura y le beso con ganas. El moreno que en un impulso que le surgió de la nada atrajo el cuerpo de Georg lo suficiente cerca de su cuerpo como para ser simplemente para un beso de juego, sin embargo aquel gesto dio inicio a un fogoso beso entre ambos dos.

Bill se sentía en el cielo y Georg que algo sorprendido se dejo besar por su amigo, primero porque hace mucho que no besaba a nadie de esa manera y la segunda porque Bill besaba de maravillas. El castaño poso una mano en el cuello del menor, provocando electricidad en el cuerpo del chico que gimiendo por aquel gesto se separo cuando escucho un ronquido.

Tom yacía dormido, su cabeza tocaba la pared de una manera extraña y tenía una pierna en una posición que daba mucho a la imaginación. Ronco y su cabeza cayó al piso que sin importar el choque de su cráneo contra el alfombrado siguió durmiendo.

—Me gusta como se jacta de su capacidad para tomar— dijo Georg— Me gusta. Debo admitirlo— y atrayendo la cara del cantante le dijo en tono bajo— Pero me gusta que este dormido y que Gustav haya desaparecido— la sonrisa que dio tras decir eso encandilo a Bill.

Bill. Primero. Georg. Segundo.

No hubo necesidad de hacer girar ninguna botella ambos sabían que el cuarto beso era con lengua y sin ninguna timidez reanudarán el beso que se vio interrumpido por Tom. La lengua del bajista entro en la cavidad de su compañero y se encontró con su par que adornada con una perforación chocaron gozosas.
Tampoco hubo necesidad de la quinta parte del juego y mucho menos una sexta o séptima. No dejaban de besarse, solo se posaban sus manos tímidamente en el cuerpo del otro, pero sus labios hacían el resto.

— ¡Mierda! No tomo más, no tomo más— escucharon el par de jóvenes provenientes del baño que asustándolos se dieron cuenta que era la voz de Gustav que se encontraba en el baño— No más — luego hicieron una mueca cuando escucharon como el rubio baterista devolvía toda la cebada que había consumido.

Georg sonrió, se levanto del piso y ayudando a Bill indico con la mirada el cuerpo inerte de Tom y sin necesidad de otro gesto ambos se dignaron a llevar la humidad del guitarrista a su cama.

Un silencio acudió a Bill que mientras borraba nuevamente el iris de unos de los ojos de Georg, pero que no duró nada cuando su hermano entrando en el sala de estar donde se hallaba su hermano le grito en el oído.

—Dile al pedófilo de tú novio que se marche de tú cama. Vamos, anda que esta estorbando la armonía de nuestro cuarto con su mala aura.

Bill arqueo una ceja, se levanto y salió de la sala seguido de su hermano. Siguió derecho hasta su cuarto y al abrir la puerta de esta vio que en efecto, Georg, se encontraba ahí.

Bill tiro el cuadernillo donde se encontraba sus dibujos en el suelo que se perdió con el desorden del lugar, se acerco a la cama y sonrió pícaramente. Georg frunció sus labios graciosamente solo para hacer que el joven estallará en risas.

Tom que había sido testigo de la escena contuvo un grito tapándose la boca justo a tiempo y diciéndose que si al contar a diez Georg no movía el culo de la cama de su hermano él mismo sería el que lo sacará a patadas de ahí.

Bill estaba sacándose los zapatos.

Diez. Pero la patada no le llego a Georg, su pie fue directo al trasero de su hermano que por el golpe lo tumbo fuertemente contra el cuerpo de Georg.

—Imbécil, imbécil— Tom le empezó a golpear por atrás— Yo debería haberte ahorcado con el cordón umbilical—  dijo enfurecido— O por lo menos hubiera sido más listo si no me hubiera dividido en dos.
Los golpes cesaron solo para escuchar los pasos de Tom que salía del cuarto dando un portazo. Georg se movió un poco y comenzó a sobar la espalda de Bill que gimiendo por el dolor no podía darse la vuelta, Tom lo había pillado desprevenido.

Los suaves masajes dados por el bajista reconfortaron al cantante que ya menos adolorido se acomodo al lado del castaño, luego le beso de improvisto provocando una risita de Georg.

— ¿Quién iba a decir que a través de un juego terminaríamos así? — dijo Bill acariciando el rostro del castaño — ¿Qué a través de un juego de botella terminaríamos siendo novios? — le pregunto el más joven.

—A través de las hormonas, querrás decir— musito el castaño. Bill sonrió, ya no sería necesario que terminara el dibujo de Georg, era obvio que jamás lo iba poder finalizar. Tampoco era necesario, puesto que sabía que el rostro de Georg lo iba a tener por mucho tiempo en vivo y directo, así que parándose de la cama que compartía con el chico busco entre sus pertenecías su cuaderno de dibujos y cuando lo hayo saco de un tiro la hoja donde estaba el condenado dibujo y haciendo una bola lo tiro al cesto de la basura.

Sonriendo como nunca volvió donde se hallaba Georg, se recostó a su lado y le hablo.

—A través de las hormonas— musito— suena bonito para una canción— Bill se acomodo en su cuello— Sera un hit, dalo como hecho.

Y sin nada más que decir estallo en risas. Georg igual con tal solo imaginar una canción con un nombre como aquel.

A través de las hormonas. Sonaba bien.

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