sábado, 3 de noviembre de 2012

10 formas para enamorar a un bajista ll


Forma número dos.

Jamás hagas un chiste sobre bajos (personas con enanismo o los instrumentos musicales).
Nunca te insinúes con algún comentario subido de tono sobre los bajos, porque morirás.
Evita decir que son instrumentos de descarté o sino terminarás ahorcado con la tercera cuerda afinada en Do.


Tom termina su parte y espera a que Georg de las últimas notas para poder salir de la sala de ensayo, para ir directo al baño a vaciar la vejiga. También espera al bajista para poder caminar junto a él hacia el escusado para tener la excusa de siempre y poder compartir un cigarrillo con Georg.
Pero ahora Tom no sabe si eso se podrá hacer. Durante el ensayo dice que Ms. Reed esta demás en aquella practica, que él solo podría tocar las partes del bajo muerto de la risa. Georg lo mira con los ojos inyectados en sangre y Tom sabe que la ha cagado.
– ¡Lo siento Georg! – exclama el guitarrista cuando ve salir a su amigo –. sabes que no pretendí decirlo – suelta con un lloriqueo.
Georg lo mira con desprecio y dejando boquiabierto a Tom le agarra de la mano para darle un cigarrillo que acaba de sacar de su cigarrera. Luego le da fuego y le toma de la cintura, mientras lo arrastra hacía los baños.
Cuando llegan a la puerta de los inodoros, Georg suelta a Tom y enciende otro cigarrillo, luego de echarle la primera calada le dice.
–Eres un hijo de puta, un maricón, un mediocre – su mano hace un fino movimiento y se dirige nuevamente a su boca para otra calada, que por capricho de él mismo y por la cara de impactado de Tom la hace más larga y intensa – pero jamás podrás evitar sentirte como una colegiala precoz cuando estás a mi lado – de su boca surge un hilo de humo, el bajista sonríe con malicia y acercando su cuerpo lentamente hacía el de Tom como un gato buscando su presa que esta dispuesta para ser mordida y caer muerta.
Pero, Tom reacciona a tiempo y en vez correrse, solo se acerca peligrosamente y estando casi rozando los labios del bajista siente con pavor y luego con un calorcillo que no siente hace mucho, como las manos del castaño se cuelan por sus pantalones y tocan con pasión la línea que separa su ropa interior con la de su piel. Cierra los ojos producto a la sensación que le otorga esas manos, esos dedos que tocan su miembro como un bajo…
–Pobre de ti que vuelvas a repetir esas palabras – le susurra Georg – porque sabes que Ms. Reed es y será la mejor opción para tocar el intro de esa jodida canción – termina diciendo el bajista, para apretar con rabia los testículos de Tom.
El menor cae al suelo por el dolor y sin decir nada ve como Georg entra al baño tras decirle que es un imbécil.
Tom sabe cuando la ha cagado.

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