sábado, 3 de noviembre de 2012

Marido y Mujer


Era el lugar más bonito de la tierra según palabras de Bill.

Era el lugar más común y corriente para contraer nupcias según palabras de Gustav.

Pero estaban ambos y eso era lo que importaba, si fuera el lugar más hermoso del planeta solo por el hecho de permitirle unir lazos con Gustav a Bill nadie le iba a quitar esa imagen de la cabeza, menos a Gustav que viendo las paredes grises y los muebles rústicos del lugar del registro civil donde se hallaban era el lugar que típicamente las parejas se casaban para sus ojos.

Bill iba vestido con un traje diseñado únicamente para él por su amigo Karl Lagerfeld y Gustav solo con bluejeans y una camisa con una humita adornando el cuello de esta.

El pelinegro se veía bonito, Gustav común y corriente.

– ¿Usted Bill Kaulitz-Trümper desea casarse con Gustav Klaus Wolfgang Schäfer…?

– ¡Sí! – exclamo el menor sin dejar de terminar de hablar al juez, estaba tan emocionado que poco le importo la célebre frase y apurando al pobre hombre que estaba dirigiendo la ceremonia le obligo a saltarse gran parte de esta.

–En la salud y en la enfermedad…

–En la salud y en la enfermedad – repito Bill impaciente.

–Respetarte y amarte…

– ¿Nos podemos saltar esto? – pregunto el joven impaciente provocando risas ahogadas por su acompañante que encontraba la situación lo más bizarra y tierna que había presenciado en su vida.

–Claro que si – musito el juez en voz baja y Bill chillo de alegría. Se acercó a la mesita que le separaba de aquel hombre, firmo el documento donde salía su nombre y obligando a Gustav en el proceso de hacer lo mismo sin importar de saltarse también la parte donde el juraba ante la ley el desear ser marido de Bill.

–Bueno, los declaro marido y…

– ¡MUJER! – grito Kaulitz de forma chillona sin importarle mucho quien fuera la mujer o si el pobre hombre hubiera dicho hombre. Beso a Gustav lujuriosamente y se sintió el ser humano más feliz de la tierra.

Quizá no era la ceremonia que se imaginó, sin embargo tener al hombre de su vida a su lado vestido informalmente para su propio matrimonio, apurar lo máximo posible la ceremonia y gritar a todos los vientos que él era la mujer en aquella relación le importaba un pepino.

Estaba casado con Gustav.

Era el lugar más bonito de la tierra, y ahora ambos pensaban igual.   

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